miércoles, 20 de octubre de 2010

Economía Positiva y Normativa, Su relación con la política.

Por Miguel Angel Fernández.

          Abarcar el tema de la economía positiva y normativa, sus principales diferencias e inclusive algún puente de unión entre ellas es una tarea que se relaciona directamente a modelos económicos, cuestión relacionada con la metodología de la misma. Es así como un conjunto de principios nos da un modelo que de solución a una situación en particular.
            Será el enfrentamiento de dos distintas vertientes las que nos darán el punto de inflexión para comprender y analizar diferentes tópicos. De esta manera pasaremos a mencionar, y contraponer, a la economía positiva y normativa, a continuación procederemos a intentar dar una definición de ellas.
            En primer lugar tenemos a la positiva, vertiente  que propugna las respuesta a situaciones del mundo y que puede tener a aquellas con carácter correcto o incorrecto, es decir intenta contestar las interrogantes que se nos presentan en base a la forma en que funciona nuestro entorno.  De manera objetiva podremos decir que es “la rama del análisis económico que describe cómo funciona la economía en realidad”[1].
            Mencionábamos anteriormente a los modelos económicos, la razón de aquello se ve fundamentada en su relación con la economía positiva, en donde ellos son fundamentales y vitales a la hora de dar respuesta a las interrogantes que pudiesen aparecer en el camino. Es importante señalar en el mismo aspecto que la mayor parte del tiempo de investigación económica es gastada en esta vertiente.
            Señalaremos a modo complementario además otros puntos propuestos para intentar dar una definición suficiente de economía positiva, así podemos decir que es aquella que “describe los hechos tratando de deducir, a partir de leyes económicas (modelos económicos), qué consecuencias se seguirán si se toma una determinada medida”[2]. De ambas definiciones doctrinarias es posible que nos percatemos de un punto básico, es la neutralidad con la que debe trabajar la vertiente positiva de la economía.
            Este tipo de economía es ilustrada de buena manera en las cifras de un país, por ejemplo la noticia Economía peruana crece un 9% en julio[3] presenta un dato objetivo (cifra del crecimiento del PIB peruano durante el mes de julio), basado en el estudio de economistas que siguen un modelo especifico y que da una respuesta a una situación concreta, como es el crecimiento de un país.
            Ahora bien, nos toca tomar nuestra segunda vertiente, será así que diremos que la economía normativa intenta decir como debiese funcionar el mundo, es decir, propugna opiniones y comentarios sobre el cómo actuar para tener respuestas positivas en la sociedad, esto incurre en que no tenga respuestas correctas ni incorrectas sino que se trate más como opinión. Al igual que como lo hicimos con nuestro primer concepto, la definiremos de manera doctrinaria como aquella que “hace recomendaciones sobre la forma en que la economía debería funcionar”[4].
            Una característica fundamental de esta vertiente es su carácter de juicio de valor que involucra en cualquiera de sus enunciados, esto es ilustrado de manera sencilla con ejemplos básicos, así diremos que es distinta la opinión de un exportador de productos en cuanto al precio del dólar que la de un importar de tecnología, ambos miraran su interés y propugnaran que el Estado, o quien quiera tenga poder para mantener un precio estable de la divisa, tome decisiones en pos de uno u del otro, es allí su situación de juicio de valor. En vista de lo anterior decimos que en muchos casos economistas terminan dando opiniones y consejos políticos cuando eso es un rol propio de la economía normativa, pero no debemos dejar en cuenta que esta no tiene una respuesta correcta, en base a aquello es complejo la situación frente a situaciones sociales.
            En el ámbito del concepto, podemos decir que entro de la doctrina encontramos otros aportes, en consecuencia podemos decir que “intenta formular medidas de política económica, y señalar fines determinados a la planificación global de planes y proyectos”[5]. Es de esta forma que podemos establecer que la economía normativa tiene un aspecto mucho más político, estando fuertemente relacionado en el ámbito de las políticas públicas.
            Para entender mejor esta vertiente daremos a modo de ejemplo la noticia “Energías renovables subirían sólo al 22% de la matriz energética mundial el 2030”[6], sostengo que esta noticia ilustra la economía normativa debido a que en primer lugar es una proyección, en segundo afectará de manera directa a las políticas implementadas por los Estados a partir de hoy, y en tercer lugar hace tanto una recomendación subliminal a llamar a la conciencia y preocupación sobre el tema como declaraciones con claro carácter de planificación, como: "El crecimiento industrial depende de la disponibilidad de energía", dijo el presidente de la empresa de carbón estatal india Northern Coalfields, Kumar Singh[7].
            Podemos concluir de esta breve investigación que si bien ambas vertientes son fundamentales a la hora de tomar decisiones políticas, una se sustenta de datos objetivos para dar lugar a la segunda. Así bien al tener una cifra económica (positiva) podremos dar lugar a juicios de valor que nos den directrices para enfrentar una determinada situación (normativa).
           
Bibliografía:
  1. Introduction to Macroeconomics; Paul Krugman; Work Publishers 2006.
  2. Introducción a la Teoría Económica; Manuel Pernaut Ardanaz y Eduardo José Ortiz; Publicaciones UCAB 2008, Cuarta Edición.
  3. Portal de Noticias Emol.cl; enlaces: http://www.emol.com/noticias/economia/detalle/detallenoticias.asp?idnoticia=436389 y http://www.emol.com/noticias/economia/detalle/detallenoticias.asp?idnoticia=436367.


[1] KRUGMAN, PAUL; Introduction to Macroeconomics; Work Publishers 2006; PP. 34.
[2] PERNAUT ARDANAZ, MANUEL y ORTIZ, EDUARDO JOSÉ; Introducción a la Teoría Económica; Publicaciones UCAB 2008, Cuarta Edición; PP.24.
[3] EL MERCURIO,CHILE; Miércoles 15 de Septiembre de 2010; enlace: http://www.emol.com/noticias/economia/detalle/detallenoticias.asp?idnoticia=436389
[4] KRUGMAN, PAUL; Introduction to Macroeconomics; Work Publishers 2006; PP. 34.
[5] PERNAUT ARDANAZ, MANUEL y ORTIZ, EDUARDO JOSÉ; Introducción a la Teoría Económica; Publicaciones UCAB 2008, Cuarta Edición; PP.24.
[6] EL MERCURIO, CHILE: Miércoles 15 de septiembre de 2010; enlace: http://www.emol.com/noticias/economia/detalle/detallenoticias.asp?idnoticia=436367.
[7] EL MERCURIO, CHILE; Miércoles 15 de septiembre de 2010; Extracto noticia “Energías renovables subirían sólo al 22% de la matriz energética mundial el 2030”.

lunes, 9 de agosto de 2010

Una Monarquía Moderna en Chile, historia del proceso hacia la democracia

Por Miguel Angel Fernández


Vislumbrar un paralelo entre los procesos políticos latinoamericanos y nuestra historia y desarrollo de las cartas fundamentales deja entrever similitudes teóricas con otros párrafos escritos durante nuestros 198 años de evolución constitucional. Si bien el reglamento de 1812, dictado bajo el gobierno de don José Miguel Carrera, fue el primer paso hacia una ley suprema en nuestro país no respondía mucho más que un tímido y naciente sentimiento de independencia, es posible percatarnos de esta manera que serán los reglamentos constitucionales o Constituciones en sí una verdadera forma de expresar lo que ocurre en un determinado país.
            Le seguirán a este primer intento, de igual forma y con diferente fortuna, diferentes textos de índole constitucional. Así tenemos las Constituciones o’higginianas de 1818 y 1822, fieles representantes de un sistema basado en un caudillo autoritario de gobierno, en donde se busca afianzar el sentimiento y derecho independentista, con mucho ímpetu y coraje pero con muy poco fondo y substancia. Ellas dan paso a la moralista de 1823, más que una Constitución, un libro de buenas costumbres, en donde lo teórico y lo práctico se mezclan con lo legal  y lo personal, generando conflictos y mezclando dos temas que son a más no poder diferentes, extrañamente es un texto que dará rienda a un período de ensayos, y más que nada fracasos, en temas tanto sociales como de organización política y jurídica, tales serán las leyes federales impulsadas por José Miguel Infante en 1826. Luego de estos reiterados tropiezos damos paso a la perfecta, pero infortunada, carta magna de 1828, espejo clarísimo de el fin de un período oscuro y desordenado de nuestra historia, a la cual le faltaba un componente para ser sellado y guardado como uno de los menos exitosos de nuestra historia, este no era otro más que la sangre de los propios compatriotas, quienes a través de la guerra civil de 1829 teñirán de rojo nuestro suelo. El reinante resentimiento contra esta oscura, pero lamentablemente necesaria época dará pasó al orden y ejercicio del poder manifestado a través de acciones y no de palabras, será de esta forma en que llegará el ideario portaliano, sintetizado de buena manera en la Constitución de 1833, la cual dara forma a el Estado chileno, permitirá un sostenido desarrollo de nuestras instituciones fundamentales y será el primer ladrillo de lo que hoy conocemos como Chile. Pero no todo es eterno, y de esta manera nuestra vieja amiga del ’33 sufrirá modificaciones y perderá, de alguna u otra forma, su sentido original, llegado este momento es cuando don Arturo Alessandri Palma, y tras variados problemas políticos con las fuerzas armadas, decidirá convocar una comisión redactora de la constitución, esta dará luz a la llamada Constitución de 1925, duramente criticada por algunos sectores, que retomara la senda presidencial que tantos frutos le trajo al país y generará las primeras instancias para ampliar nuestro sistema democrático y trabajar en los problemas sociales que  han reinado en nuestro país durante su historia.
            Pero esta Constitución alessandrista traerá un sinfín de problemas y conflictos, a los cuales no solo no dará una regulación efectivo, sino en muchos casos la empeorara. Conocidos son los casos de elecciones parlamentarias en períodos extra ordinarios como resultado de la muerte de algún honorable Senador o Diputado, cuestión que se transformaría en una real batalla de poder entre los partidos, los cuales estaban cada vez más y más separados, creando una política distante y con una seria falta de consenso.
            La necesidad de una forma a la Constitución gobernante fue visualizada por el Presidente don Jorge Alessandri Rodríguez, quien en sus discursos del 21 de mayo reitero una y otra vez la necesidad de aplicar profundas reformas en pos de evitar desgracias mayores, ya en el año 1959 “ninguna obra perdurable podrá realizarse en esta materia, si no se va a una modificación profunda de nuestros hábitos políticos y a las necesarias reformas constitucionales y legales, como también de los reglamentos de ambas ramas del Congreso Nacional. Son éstas indispensables para que la acción de los Poderes del Estado pueda responder con la rapidez requerida a las apremiantes necesidades del país, cuya pronta satisfacción reclamará ahora y siempre la opinión pública”[1]. Estos llamados a reformar la Constitución serán adoptados en la comisión que redactara un ante proyecto de la Constitución de 1980, está última será nuestro tema principal.
            Como ya habíamos establecido, será el entorno de la Constitución de 1980 lo que atraerá nuestra atención a lo largo de este trabajo. Lo anterior fue, a modo de introducción, una breve reseña histórica de los escritos constitucionales chilenos y su relación con el espectro político y social de las épocas en que vieron la luz estas cartas magnas.
            De igual forma diremos que la Constitución de 1980, en su versión original, responde a sensibilidades históricas claras, intentando evitar el colapso de la sociedad y las instituciones chilenas como producto de una mala relación entre legislativo y ejecutivo. De esta manera es como aumenta las atribuciones del Presidente de la República e instaura un sistema al cual los teóricos llaman “Súper Presidencialismo”, por nuestra parte, a lo largo de estas páginas haremos mención a está como la Constitución “monárquica” chilena.
            Ahora bien es factible que nos preguntemos el por qué “monárquica” de la carta fundamental de 1980, palabra usada bajo la figura de la hipérbole para ironizar sobre el poder absoluto del gobernante sobre el país y el resto de las instituciones y cargos. Es de aquella manera en que esta denominación se encuentra marcada por tres puntos básicos, el primero de ellos tiene relación con el clarísimo sello caudillista que se impregna en su escrito original, siendo un fiel reflejo de la situación en la cual se encontraba nuestro país en donde se encontraba una figura fuerte al mando de un gobierno de claro corte autoritario. La segunda razón tiene su fundamento en las atribuciones amplias, y muchas veces exageradas, que se imponían sobre la figura del Presidente, siendo esto propio de gobiernos de índole militar, por lo que no nos debería extrañar al momento de analizar y estudiar la carta magna del ’80. Finalmente esgrimiremos la tercera razón bajo la cual sostenemos que es una constitución “monárquica”, esto se basa esencialmente en la forma en que vio su validez pública, siendo realizada en un plebiscito caracterizado por la falta de información seria y detallada, la gran variedad de vicios electorales en que se cae producto de la falta de un órgano regular de elecciones, y quizás lo más importante tiene relación con la participación de la población, que creyendo se parte real del proceso, cae en los vicios del sistema mismo y es presa en cuanto a su poder de decisión, teniendo de esta manera una versión moderna de “todo por el pueblo, pero sin el pueblo”, lo anterior viéndolo desde la arista de que se trabaja por el pueblo pero manteniéndolo lo más lejos posible de las decisiones reales, pero aún así haciéndole creer ficticiamente que es un participe esencial dentro del proceso de gobierno.
            Ya establecido lo anterior podemos comenzar a analizar cada uno de los puntos anteriores para de esta manera solucionar nuestro conflicto en relación al desarrollo y evolución del texto constitucional de 1980, su gestación y las diferencias que presenta entre el gobierno militar y el civil durante el período 1976 – 2005 en nuestro país, es esto de vital importancia para entender como esta carta monárquica fue paulatinamente dejando de serlo, para de alguna u otra manera darle paso a un sistema cada vez más democrática, y que con las nuevas reformas planteadas por el gobierno de don Sebastián Piñera Echenique dan un paso más hacía un país con una fortalecida democracia y un gran sentido y espíritu de responsabilidad cívica.
            Pues bien, es bien sabido que las etapas de formación de la Constitución se inicio con una comisión constituyente, de carácter originario, y con plenas potestades para su redacción, entre los personajes valerosos encontramos a el ex Presidente don Jorge Alessandri Rodríguez, anteriormente ya citado, quien por diferencias con la comisión y el poder autoritario de la junta de gobierno decide retirarse al darse cuenta que sus ideas no son tomadas en cuenta y son reformadas a gusto y disgusto del poder total del General don Augusto Pinochet Ugarte, es así como “las diferencias en cuanto a las disposiciones permanentes son 175, de las cuales 85 pueden estimarse especialmente importantes, y de éstas 59 fundamentales”[2], he allí las razones que gatillaron la salida del ex Jefe de Estado y Gobierno.
            Para el autor Humberto Nogueira Alcalá es al parecer más relevante la figura de don Jaime Guzmán que la de cualquier otro, y bien podría tener algo de razón, puesto que fue este personaje quien dio vida y forma a la política formulada durante el período de gobierno militar de nuestro país, siendo el líder del grupo de derecha en el cual se sustentara, en lo político y económico, al país.
            De igual manera podemos precisar el tránsito hacia la democracia, con un servicio electoral ya creado el plebiscito del año 1988 será mucho más transparente y con una red de información mucho más fluida y sensata para un comportamiento democrática dentro de cualquier país, luego de la victoria de la opción “No” se convocara a un gran consenso y a un nuevo plebiscito para generar las reformas constitucionales necesarias, es de esta manera que “se concuerdan así 54 reformas constitucionales, las que posibilitan buscar las mayorías necesarias en el futuro parlamento para introducir nuevas reformas democratizadoras del sistema constitucional con el objeto de suprimir los enclaves autoritarios importantes que se mantienen en la Carta Fundamental”[3], estás reformas son realizadas a través de un plebiscito ocurrido en 1989 en donde más del 80% presta su aprobación para con los cambios en la Carta Magna.
            De esta manera comenzamos a adentrarnos en el proceso de cambio del monarquismo chileno imperante hasta la época, que tendrá una duración de más de 15 años desde la fecha de vuelta al modelo de gobierno democrático, pero antes debemos precisar que algunos autores llaman a este período como de “transición”, vocablo a nuestro parecer mal utilizado ya que según la Real Academia Española este término encuentra su significado en “1. Acción y efecto de pasar de un modo de ser o estar a otro distinto; 2. Paso más o menos rápido de una prueba, idea o materia a otra, en discursos o escritos; o, 3. Cambio repentino de tono y expresión”[4], es por lo mismo una real inconsecuencia por parte de la prensa y de los doctrinarios del tema hablar de transición cuando es un proceso que demora una década y la mitad de otra, es decir, nada rápido o repentino. Por lo mismo es a nuestro parecer más factible e preciso hablar de un proceso de prolongación y decadencia del autoritarismo, llamado por nosotros monarquismo, hacia el encuentro con el verdadero régimen democrático chileno.
            Durante este periodo de decadencia del sistema “monárquico” chileno se verán diferentes y variadas reformas constitucionales que irán paulatinamente dando paso al Chile que tenemos hoy, es posible de esta manera encontraran dentro del sistema de gobierno civil una variopinta gama de dificultades a la hora de querer implementar sus reformas, lo que generar un obligado consenso con los grupos partidista de oposición y un esfuerzo aún mayor por mantener el control del Congreso a través de las elecciones que se presentarán durante la década de los 90 y mediados de la del nuevo siglo.
            Es de fundamental importancia para este tema verificar los datos que presentan las elecciones anteriores a cada una de las reformas constitucionales. En primer lugar podemos encontrar la enorme fuerza que obtiene la Democracia Cristiana en las elecciones de Diputados el año 1993, fenómeno que explicara de alguna manera el triunfo de las propuestas reformistas llevadas a cabo por el ex Presidente don Eduardo Frei Ruiz Tagle, dentro de las cuales destaca: a) la creación del Ministerio Público, b) la ampliación de las atribuciones a los Municipios, c) ideas reformistas para incrementar la igualdad entre géneros; d) cambio en la manera en que se conforma la Corte Suprema y permite integrar a abogados que no hayan seguido una carrera en el ámbito judicial, pero que por su ejercicio privado o doctrinario tengan los merecimientos para integrarla. Si bien estás son solo algunas, tendrán una real influencia directa sobre los años venideros, el punto c) nos permite comprender las políticas  y programas implementados durante la segunda parte de los gobiernos de la Concertación y un sin número de otras propuestas legislativas o la reforma en algunos principios y estatutos de partidos para permitir la integración total de la mujer al mundo laboral, y en este último caso, político; Por otra parte los puntos a) y d) tiene relación con la función judicial del poder, que verá grandes y notorios avances en materia penal y civil durante el fin del siglo XX y el inicio del XXI; es destacable mencionar a su vez al tópico b), que no busca otra cosa que propugnar la descentralización del país, para de esta manera tener un Estado más eficiente y eficaz, cuestión fundamental para poder ser llamado un “buen gobierno”.
            Luego de las reformas del año 1994 vendrá un período poco fructífero en cuanto a evolución constitucional se refiere, es de esta forma como luego de años y años de formación de conciencia e ideal de cambio será el ex Presidente don Ricardo Lagos Escobar quien logre encabezar la última gran parte del recambio constitucional, para dar así la estocada final a una Constitución que parecía más cercana a una Constitución Imperial Romana que a una carta fundamental de un país que vive en plena y consagrada democracia. Esto es posibilitado por una nueva gran victoria en las elecciones de Diputados del año 2005, en donde la Concertación de Partidos por la Democracia, coalición gobernante en aquellos años, logra el 51,76% de los votos, obteniendo de esta manera 65 sillas en la Cámara baja. Dentro de las reformas promulgadas es positivo destacar las siguientes: a) Remoción de los cargos de Senadores designados, b) Reforma al Tribunal Constitucional, c) Fuerzas Armadas verán aumentada su subordinación al Presidente de la República; d) Eliminación del período de sesiones extraordinarias en cuanto al Congreso Nacional se refiere, e) Simplificación del proceso de reforma de la Constitución, y f) Establecimiento de comisiones legislativas investigadoras y del proceso de citar Ministros de Estado para ser entrevistados por la Cámara baja. Es de esta manera importante señalar que haciendo relación a los puntos a), d), e) y f) se hace referencia directa a la función legislativa, intentando de alguna manera bajar el grado de Monarca al Presidente para intentar equilibrar las funciones en pos del buen funcionamiento del juego del poder dentro del Estado, en cuanto al tópico c) simplemente mencionar que responde a sensibilidad histórica, es lo más lógico pensar que si nos encontramos frente a un gobierno de centro – izquierda jamás se querrá dejar la puerta abierta a una nueva intervención militar frente a un desempeño conflictivo de un gobierno.
            Hemos dejado el punto b), sobre las reformas al Tribunal Constitucional, de lado debido a la importancia que acapara este órgano en el mundo jurídico – político chileno. Si bien fue creado con anterioridad al proceso monárquico en Chile, responde a todas luces a un proceso de control sobre los actos del ejecutivo, legislativo y judicial, es para juristas como don Jesús Escandón Alomar el tribunal de tribunales, estableciendo que  “las resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional no son susceptibles de recurso alguno”[5], dentro de las atribuciones de este órgano del Estado, que cumple una función fiscalizadora dentro del mismo, tenemos: a) control de constitucionalidad normativa u orgánica, b) control de constitucionalidad de conflictos de atribuciones o competencias, c) control de constitucionalidad a través del amparo de derechos fundamentales y sus garantías; y, d) otras competencias o competencias residuales. Sin entrar en detalle de los puntos a) y c) hablaremos brevemente del tópico d), específicamente de una de las competencias residuales de este Tribunal, esta será la de “La competencia en materia sancionatoria de conductas antidemocráticas de partidos o movimientos políticos y de las personas responsables de ellas”[6], el por qué hacemos breve referencia a este preciso punto se debe a la sencilla razón que en un régimen como el nuestro, en donde los partidos políticos son de vital importancia a la hora de implementar cambios, y generar programar y políticas para el funcional desarrollo y progreso del país, se hace necesario e inseparable un órgano que pueda controlarlos de manera efectiva en el caso de que sobrepasen sus atribuciones indicadas en la ley o pasen a llevar la Constitución o cualquier otro índice dentro del marco legislativo chileno, es para el profesor de Historia Constitucional don Peter Siavelis uno de los mayores peligros de nuestro democracia la posibilidad de que se produzca un conflicto entre partidos y el consiguiente término de las alianzas políticas, lo que generaría inestabilidad y por consecuencia una inseguridad que podría traspasarse a la toma apresurada de decisiones en materia legislativa con consecuencias nocivas para el desarrollo de esta “nueva democracia” post monárquica.
            Para finalizar con el tema grueso del ensayo hablaremos sobre el punto b), pero más estrictamente sobre los Derechos Fundamentales de las personas, situación incluida de gran manera en la Constitución de 1980, y que no ha tenido mayor variación a través de las reformas reinantes en ella. Es interesante formular una comparación en la evolución de los mismo tomando como punto de referencia la Constitución de 1925 y la de 1833, es entendible en este punto preguntarse el por qué no compararla con la de 1980, la respuesta es sencilla, así como ambas Constituciones adoptan la separación entre Iglesia y Estado, ambas propugnan similares derechos fundamentales, basados en una concepción cristiano – occidental del ser humano, igualitario entre sí en dignidad y derechos. Ahora bien, destaca como nuevas garantías consagradas a partir de 1925 la libertad de conciencia y de credo, la inviolabilidad del hogar, la inviolabilidad de la correspondencia, la protección del trabajo, industria y obras de previsión social, la restricción de posibilidad de prisión por deuda económica y la indemnización por error judicial, que se suman a las mínimas, como la igualdad ante la ley, el derecho a petición, la libertad de expresión, recurso de amparo, entre otras; es de la misma manera en la que se dice que debemos agregarle luego de 1980 el derecho a sindicación, protección en salud y seguridad social, pero aún con todos estos avances hay autores que establecen que “en general, podemos señalar que éste es uno de los capítulos de la Constitución más logrado, especialmente respecto de los derechos individuales, aun cuando con ciertas imperfecciones en materia de derechos sociales y económicos”[7].
            Concluimos estableciendo que si bien el proceso de gobiernos militares no es un proceso aislado en Chile, sino más bien una fuerte corriente latinoamericana, es en nuestro país donde adopta una esencia característica, dada por la redacción de una Constitución que da amplias y profundas atribuciones a la persona del líder autoritario, transformándolo durante su período de poder en un verdadero Rey en un país donde la monarquía nunca fue vista como una opción de gobierno. Pero será el proceso de prolongación de estas políticas y de reforma de las mismas la que generará un nuevo estilo de democracia en Chile, en donde la figura del Presidente sigue siendo fuerte y depositaria de la mayor parte del poder del Estado, pero teniendo a su lado funciones fiscalizadoras, que están más representadas en la Contraloría General de la República y el Tribunal Constitucional que en el órgano legislativo, quien con pocas atribuciones en esta materia se debe contentar con entrevistar, citar e investigar el ejercicio del poder por parte de la función ejecutiva, es así como podemos mencionar como desafíos pendientes para el mejoramiento de nuestro sistema la creación y aplicación de un adecuado sistema de frenos y contrapesos entre las funciones legislativa y ejecutiva, la descentralización del poder político, tema que ha dado claros signos de avance en personas como el Presidente de Renovación Nacional, señor Carlos Larraín, quien ha mencionado que su “gran deuda es con el regionalismo de las zonas australes, aumentar sus competencias y autonomía para así dar un paso hacia el progreso”[8].
            Es a través de las reformas promulgadas entre los años 1989 y 2005 y estos  bosquejos mencionados con anterioridad que nuestro país podrá ser conocido como un real régimen democrático, en donde su población se desarrolla en igualdad, prosperidad, justicia y paz.

           




Bibliografía:
  1. .      Alves Marín, Amaya. “Apuntes de Clase Historia Constitucional de Chile”. Universidad de Concepción, año académico 2006.
  2. .      Bravo Lira, Bernardino. “Gobiernos Civiles y Gobiernos Militares en Hispanoamérica 1810 – 1989. Estudio Histórico Institucional”.
  3. .      Campos Harriet, Fernando. “Historia Constitucional de Chile: Las Instituciones Políticas y Sociales”. Editorial Jurídica de Chile, Cuarta edición 1969.
  4. .      Carrasco Delgado, Sergio. “Alessandri: Su pensamiento constitucional, reseña de su vida pública”. Editorial Jurídica, Primera edición 1987.
  5. .      Escandón Alomar, Jesús. “Curso de Introducción al Derecho”. Fondo de Publicaciones Universidad de Concepción, 2007.
  6. .      Nogueira Alcalá, Humberto. “La evolución político – constitucional de Chile 1976 – 2005”. Estudios Constitucionales, año 6, Nº 2, 2008.
  7. .      Real Academia Española. www.rae.es.
  8. .      Tolerancia Cero, Programa de Chilevisión. http://www.chilevision.cl/home/index. php?option=com_contentchv&task=blogcategorychv&id=1346&Itemid=2733.




[1] ALESSANDRI RODRÍGUEZ, JORGE; Mensaje Presidencial año 1959; PP. 107.
[2] CARRASCO DELGADO, SERGIO; “Alessandri: Su pensamiento constitucional, reseña de su vida pública”; Editorial Jurídica de Chile (Santiago, enero de 1987); PP. 147
[3] NOGUEIRA ALCALA, HUMBERTO; “La evolución político – constitucional de Chile 1976 – 2005”; Estudios Constitucionales (Año 6, Nº 2, 2008); PP. 333.
[4] REAL ACADEMIA ESPAÑOLA; “consulta sobre la palabra transición”; enlace web http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=transici%F3n
[5] ESCANDÓN ALOMAR, JESÚS; “Curso de Introducción al Derecho”; Fondo de Publicaciones Universidad de Concepción (marzo, 2007); PP. 108.
[6] NOGUEIRA ALCALA, HUMBERTO; “La evolución político – constitucional de Chile 1976 – 2005”; Estudios Constitucionales (Año 6, Nº 2, 2008); PP. 365.
[7] NOGUEIRA ALCALA, HUMBERTO; “La evolución político – constitucional de Chile 1976 – 2005”; Estudios Constitucionales (Año 6, Nº 2, 2008); PP. 337.
[8] LARRAÍN, CARLOS; Entrevista Programa “Tolerancia Cero” (domingo 27 de junio, 2010).

viernes, 16 de julio de 2010

Partido por la Democracia Un Corazón Perdido; Un norte que parece Sur.

Por Miguel Angel Fernández.


           Hablar de la historia de este partido político es hablar de la historia de nuestro Chile en los últimos 20 años. El Partido por la Democracia nace en plena década del ’80 en nuestro país, pero lo curioso es que no nace como un bloque político sino como una alianza de grupos políticos para buscar la derrota del General Pinochet en el plebiscito del año ’88. Pues bien, en un comienzo el PPD agrupo a todos los partidos de oposición al período 73 – 90 y así formaron la “Concertación de Partidos por la Democracia”, fórmula que dio un exitoso resultado al lograr más del 50% de los votos la opción “NO” que establecía la vuelta a un modelo democrático representativo de Gobierno en nuestro país.

            Así podríamos preguntarnos si una vez logrado el objetivo porqué se siguió con el bloque político, transformándolo inclusive en un partido de importancia, cuando su norte ya había sido logrado y la lógica dictaba que debiese haber desaparecido de la política chilena. La respuesta a esto la podemos obtener de un breve análisis electoral entre los años 1990 y 2010.
           
            Con lo anterior podemos establecer que una vez ganado el plebiscito se decidió conformar como partido, situación que le trajo una gran votación en cuanto a elección de Diputados en las primeras elecciones parlamentarias, con 16 escaños logrando un 13,2% de representación en aquella cámara. No así en el Senado, donde con un solo representante se quedan con un 2,1% de representación.

            Las siguientes elecciones del año ’94 mostraron una leve baja en el cámara baja, pierden un escaño, quedándose con 15 y una representación del 12,45% en cuanto a Diputados, pero no así en la cámara Alta, donde logran un nuevo representante y se quedan con el 4,2% de los sillones.

            Hasta este momento, el negocio político de haber traspasado el descontento con el Gobierno Autoritario del General Pinochet era un negocio redondo, tenían una amplia participación en el Congreso y una importante influencia sobre el Ejecutivo, tanto en los gobiernos de Aylwin Azocar como de Frei Ruiz – Tagle. Lo anterior queda demostrado en las elecciones de 1998, donde mantienen su representación en el Senado y vuelven a los 16 escaños en la cámara baja que habían logrado en la elección del año ’90.

            Sin embargo, esta no sería el tope de la colectividad, ya que 4 años después logran su segundo mejor “rendimiento” en elecciones parlamentarias en cuanto a Diputados logrando 20 sillones en la cámara baja, siendo el tercer mayor partido en el bajo parlamento con un 16,6% de representación. En cuanto al Senado mantienen sus dos representantes, dominando un 4,08% de los sillones senatoriales.

            Ya en el 2006 logran su consagración en la cámara baja, transformándose en el partido más grande de la Concertación con 21 escaños y un 17,43% de representación. Pero aquel dominio en cuanto a Diputados no es transferible a los Senadores, donde si bien aumentan en 1 sillón su participación (3 Senadores, con un total del 7,8% de representación) están muy lejos de  los 8 Senadores Socialistas y su 21% de control de la cámara alta.

            En la última elección Parlamentaria el auge de nuevas figuras políticas, tales como Ricardo Lagos Weber permite aumentar su participación en el Senado, llegando a los 4 sillones, pero fallan en la elección de Diputados, bajando a 18 su participación.

            Una de las razones para que podamos hablar de un rendimiento parejo durante 20 años y 6 elecciones parlamentarios del PPD es su constante “renovación” y el auge de figuras casi patriarcales, como es la familia Girardi, Sergio Bitar, entre otros, dentro del partido, esto si bien es efectivo para las elecciones, deja la sensación de que pierde de vista la misión inicial que tenía en la sociedad de nuestro país este bloque político. Pero aún así, teniendo una tendencia de movilidad hacía el dialogo, práctica vista en otros sectores de la Concertación durante sus dos décadas de Gobierno, siempre se mantuvo férrea en cuanto a la defensa de sus principios y motivos fundacionales, pero que a su vez causa algunas veces una profunda contradicción entre su necesidad de mirar al pasado para justificar sus decisiones y su llamado hacia el futuro libre y prospero del país, situación que da para pensar que el corazón de este partido muta rápidamente y se acomoda a las nuevas situaciones sin sentar precedentes claros.

            Podemos mencionar que es uno de los partidos más influyentes a la hora de estrategias electorales, hecho basado en la capacidad de su ex – Presidente Pepe Auth, quien aún que fuese duramente criticado por el desempeño durante las últimas elecciones, ha logrado mantener un equilibrio en la línea de su partido, evitando grandes derrotas del mismo y una baja considerable en su participación parlamentaria.

            Ahora bien, cuando hablamos de este PPD móvil y flexible debemos indagar en sus estatutos y declaración de principios para encontrar la razón de esta situación.

            En un primer análisis podemos atribuir la movilidad del partido a las diferentes esferas políticas que confluyen en ella, así se establece que “convergieron en el PPD personas provenientes del socialismo democrático, del liberalismo progresista, del cristianismo popular y del racionalismo laico”[1]. Con esto podemos verificar que el PPD es un partido pluralista, y más importante aún, un partido sin una ideología definida, “Es cierto, nuestra opción es ser un partido de ideas y no de ideologías. Rechazamos las visiones totalizantes e integristas de la vida y la sociedad”[2].

            Pues bien, el PPD se ha transformado y ha ido variando con el tiempo, como propio resultado de su falta de ideología. Podríamos encontrar en esta constante búsqueda de renovación la principal fuente de la consistencia en elecciones parlamentarias del partido, pero así también a su nula proyección en elecciones presidenciales. Es correcto establecer bajo estos parámetros, que la propia flexibilidad en cuanto a políticas públicas y directrices de acción del partido, son las que dificultad su expansión y aumento de militantes y las que generan sus constantes cambios en estatutos y principios, es bueno precisar aquí que la Declaración de Principios del partido fue modificada en el año 1993, cuando su primera versión salió a la luz pública el año 1987, y en cuanto a sus estatutos fueron reformados en el año 2008 por la directiva encabezada por Sergio Bitar como Presidente y, el ahora Diputado, Pepe Auth como Secretario General.

            Como así dificultad su llegada al poder ejecutivo, permiten que se mantengan en el legislativo como una de las fuerzas de mayor estabilidad, si bien esta no es crecimiento pareciese ser que la ambición del partido no va más allá de ser un real referente en influencia política, cuestión que logran realizar de buena manera con su representación en la cámara.
           
            Dentro de los puntos más importantes que establece el PPD encontramos como definición del partido que “es una organización política de personas, mujeres y hombres, que actúan en la vida política comprometidos con la democracia y los derechos del hombre, y que trabajan por el respeto y extensión de las libertades, el ejercicio de la solidaridad para terminar con las discriminaciones y alcanzar una sociedad de oportunidades iguales para todos, el impulso permanente del desarrollo nacional, de la justicia, la conciencia ecológica y el espíritu emprendedor, y el desempeño de una acción política basada en la ética y la responsabilidad.”[3]. Según esta definición encontramos que este partido promulga la igualdad entre sexos, punto que podemos encontrar a su vez en los Estatutos del partido, en donde se establece que “El principio de igualdad de oportunidades entre los sexos se expresa en un meca­nismo de acción positiva que establece que ni hombres ni mujeres podrán ocupar más del sesenta por ciento ni menos del cuarenta por ciento de los cargos de representación en los organismos colegiados partidarios, y en las candidaturas a cargos de elección popular”[4].

            A su vez evita cualquier discriminación étnica al establecer que: “Habrá también un principio de acción positiva en beneficio de afiliados miembros de etnias indígenas, para que ocupen el diez por ciento de los cargos de los órganos colegiados del par­tido, y en las candidaturas de elección popular”[5].

            Es importante destacar que se autodenominan como “un partido progresista, donde convergen la tradición socialista democrática y la tradición política liberal progresista”[6], con esto quieren intentar referirse a que sus ideas siempre han sido parte de la historia de Chile, y que de ninguna manera son una fuerza creada de la nada, sino que responden a un proceso evolutivo de los ideales nacionales.

            Es posible deducir de la definición del partido los preceptos básicos en los cuales se encuentran sus cimientos, pero así también encontramos que establecen como punto básico de su acción a “La democracia y los derechos humanos son los fundamentos que inspiran toda la acción del PPD. Proteger los derechos humanos y extender la práctica de la democracia hacia el conjunto de la sociedad son sus desafíos primordiales”[7]. Punto, en cuanto a la defensa de los derechos humanos, fuertemente influenciado por el verdadero trauma psicológico y emocional que presenta gran parte de sus militantes con el período comprendido entre el año ’73 y el ’90.

            Ahora bien, en cuanto a su idea de sistema político establece que sigue la democracia y que “El ciudadano es el verdadero protagonista de la democracia”[8]. Podemos decir a sí que este partido pone en el centro de toda la actividad al ser humano, siendo él el punto final de la política y de las preocupaciones sociales. En cuanto al objetivo del desarrollo económico establece que la principal preocupación de ésta es la creación de oportunidades sociales y la eliminación de la pobreza, así mismo agrega que “No puede hablarse de auténtico progreso cuando éste coincide con la marginación y pobreza de amplios sectores de la comunidad nacional”[9].

            El último punto que toca la declaración de principios es el relativo  a las relaciones internacionales, aquí el PPD postula que “Ningún proyecto progresista puede hoy abordarse sobre bases estrictamente nacionales, toda vez que nunca como en la época actual ha existido una conciencia planetario más
extendida”[10]. Así se entiende que el partido busca una unidad de la humanidad, un mundo común y que la capacidad de aprender sobre las tecnologías imperantes determinan el éxito de una nación, pero que ésta estará vinculada directamente al éxito de otras naciones, haciendo especial hincapié en su relación con los demás países latinoamericanos.

            Podemos establecer de esta manera que el Partido por la Democracia se basa en cimientos muy inestables y esta propenso a vivir “crisis de identidad” al ser sus preceptos básicos inherentes a una determinada doctrina política, aun que por sus características no deja de ser un fenómeno muy interesante, estableciendo preceptos que con un sistema de partidos tan mal visto por la opinión pública como la chilena, una opción muy importante de crear espacios para el dialogo y formación de coaliciones políticos que pretendan llegar al poder ejecutivo, sin embargo son estas mismas los que generan que no pueda liderar una coalición sino más bien integrarla y darle su respaldo político.

            Como establecía anteriormente, es muy propensa a sufrir crisis internas y así podemos verlo con la gran cantidad de reformas y su discurso de innovación reinante en sus autoridades, tanto así que lo tienen en el día de hoy en una situación de nuevas fuerzas, que están algo más influenciadas por la debacle en la coalición de la cual es parte que de sus propias propuestas, esto es visto hoy en día en sus elecciones de Presidente del partido, en donde una de las contendoras, señora Carolina Tohá, establece que “Se requiere un cambio. Esta coalición como está no nos sirve, tenemos que refundarla, si no se tiene la voluntad de hacerlo no se va a renovar nada, eso tenemos que discutir, cómo vemos el futuro del partido”[11]. Palabras que no hacen más que afirmar lo que he sostenido durante este trabajo, que el PPD es un partido que depende más de sus partidos amigos, que de sí mismo, como consecuencia de no tener una doctrina de gobierno propia y bien definida.








Bibliografía:

1.      Declaración de Principios Partido Por la Democracia.

2.      Estatuto Partido Por la Democracia 2008.

3.      Entrevista de diario “El Mercurio” a Carolina Tohá, edición domingo 16 de mayo de 2010.

4.      Especial Emol sobre Elecciones en Chile, web link http://www.emol.com/especiales/2009/nacional/presidenciales2009/congreso.asp


[1] “Declaración de Principios PPD”, Título “Introducción”, párrafo segundo.
[2] “Declaración de Principios PPD”, Título “Opciones y Desafíos para el PPD”, Sub título “Nuestros Valores”, párrafo primero.
[3] “Declaración de Principios PPD”, Título “A. El Partido por la Democracia”, punto 01, párrafo 01.
[4] “Estatuto PPD 2008”, Título Segundo, Artículo 07
[5] Estatuto PPD 2008”, Título Segundo, Artículo 08
[6] “Declaración de Principios PPD”, Título “A. El Partido por la Democracia”, punto 02, párrafo 01.
[7] “Declaración de Principios PPD”, Título “B. Por la Democracia y los Derechos Humanos”, punto 06, párrafo 01.
[8] Declaración de Principios PPD”, Título “C. Por una Democracia de ciudadanos”, punto 14, párrafo 02.

[9] Declaración de Principios PPD”, Título “D. Por una sociedad de oportunidades iguales para todos”, punto 20, párrafo 02.
[10] Declaración de Principios PPD”, Título “E. Por un Chile integrado a Latinoamérica y el Mundo”, punto 30, párrafo 01.
[11] Carolina Tohá, candidata a la Presidencia del PPD, en entrevista con El Mercurio, domingo 16 de mayo de 2010.

sábado, 13 de marzo de 2010

Una historia separatista, La Iglesia Católica y sus grandes divorcios.

          Ante la última situación ocurrida en la Iglesia en Alemania, donde el Obispo auxiliar de Hamburgo Hans-Jocken Jaschke, una de las autoridades más renombradas de la Iglesia en aquel país, se mostrara partidario de la posibilidad de que los sacerdotes contrajeran matrimonio argumentando que "La coexistencia de celibato y religiosos casados debería ser posible"(1) , haciendo sentir su opinión frente a la que el Papa Benedicto XVI había establecido en cuanto a mantener esta tradición de la Iglesia, estableciendo que es una altísima vocación que se debe vivir y custodiar.

                Frente a lo anterior, y realizando una pequeña vista histórica a la vida de la Iglesia Católica nos percatamos que esta no ha estado exenta de grandes discusiones, cismas y separaciones, aun que las dos últimas palabras tienen un significado distinto ilustran lo mismo, divisiones en el poder espiritual que durante dos mil años ha regido en la mayoría del mundo occidental y parte del oriental.

                A modo de resumen podemos decir que durante los primeros mil años de su historia, la Iglesia se mantuvo más bien unida, durante sus primeros siglos debido a la persecución y posteriormente a expandirse a través del mundo conocido a la fecha. Ya para luego adentrarse en discutir “temas de fe” como fueron llamados por sus autoridades.

                Pero en el año 1054, y tras años de disputas entre el Papa romano y el Patriarca de Constantinopla por el poder espiritual y cuestiones de fe, la Iglesia ve su primera gran separación, en la cual se dividiría el mundo espiritual en Occidente y Oriente, pasando a ser unos católicos (lo universal) y otros ortodoxos (la adoración correcta). Cabe destacar que este fue un proceso de largo aliento que se vio desencadenado con la excomunión del Patriarca Miguel I Ceruliano.

                Luego en 1521, tenemos la reforma protestante de Martín Lutero que dio lugar al luteranismo con base en sus 41 puntos doctrinarios, si bien es cierto el proceso de esta ruptura viene con anterioridad al año señalado al comienzo de este párrafo, al ser la excomunión de Lutero en aquella fecha entiendo en ella la ruptura en la Iglesia.

                No solo Lutero abrió nuevos caminos para la fe, así también Juan Calvino desligo de la Iglesia una nueva doctrina, conocida por todos como Calvinismo.

                Luego del siglo XVI la Iglesia no tuvo mayores rupturas ni divisiones, como ha sido por la mayor parte de la historia sus disputas se han mantenido internas, teniendo problemas como cualquier otra institución dirigida por hombres.

                Pero, con esta nueva discusión sobre el matrimonio de los sacerdotes ¿se podrá dar lugar a una nueva ruptura de la Iglesia? ¿podrá el obispo auxiliar de Hamburgo liderar, al igual que Lutero, una nueva doctrina?. Según apareció en emol.com, información dada por el periódico italiano “La Reppublica” el Vaticano habría comenzado a analizar esta opción y estaría planeando abolir esta norma de disciplinaria(2) en 50 años más.

  1. 1.     Jaschke al diario "Hamburger Abendblatt"
  2. 2.    Podemos destacar a modo histórico, que la norma disciplinaria que impide a los sacerdotes contraer matrimonio fue promulgada el año 306 en el Concilio de Elvira, realizado en Granada España y que no consta con el grado de dogma de fe.

viernes, 12 de marzo de 2010

Te Deum, un testigo de nuestra historia.

Hoy vemos al Presidente SP asistir a un Te Deum al aire libre junto con otras autoridades de la República, frente a las mayores autoridades de las Iglesias de nuestro país. Un acto de oración en el cuál se le pide la fortaleza y sabiduría a Dios para guiar los destinos de nuestra patria.

Es interesante entonces ver la evolución de esta ceremonia, que lleva prácticamente 199 años realizándose sin interrupción alguna en nuestro país.

Corría el año 1811 y don José Miguel Carrera pide a la Iglesia llevarlo a cabo en modo de celebración del primer aniversario de nuestra Primera Junta Nacional de Gobierno, desde entonces seguiría sin mayores variaciones hasta el año 1870. Ocasión en al cual el Ministro de Culto del Gobierno de don José Joaquín Perez Mascayano, el señor Miguel Luis Amunátegui pide al Arzobispo de Santiago, monseñor Rafael Valdivieso acortar esta ceremonia, que durante los últimos 59 años se había realizado como parte concluyente de una Misa. El sacerdote acepta dicha petición y durante 100 años se mantendría de esta manera el Te Deum, con lo cual también se comienza el proceso de securalización de dicha ceremonia

Ya desde aquellos años se había hecho una costumbre que se realizase un Te Deum al inicio de cada Gobierno, y no solo en las celebraciones del 18 de septiembre.

Ya en el año 1970, el entonces Presidente de la República Salvador Allende Gossens pide, recién ungido como Primera Autoridad de la República, al Cardenal Raúl Silva Henríquez que esta ceremonia se haga con un carácter ecuménico, es decir que participaran otras Iglesias además de la Católica. Este último acepta la petición y desde 1971 será el Te Deum marcado por esta característica. A modo de anécdota, cuenta la historia que S.Allende pide al Cardenal que le de el carácter de aquella palabra parecida a "comunista" a la ceremonia, haciendo alusión a "ecuménica".

De esta manera podemos percatarnos, que si queremos a un real testigo de nuestra historia a partir de 1810, tenemos como gran aliado a esta ceremonia, hito que nos ha acompañado y ha sido testigo de nuestra historia.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Para el 2020


Si diez años depues te vuelvo a encontrar
en algun lugar, no te
olvides que soy distinto de aquel pero casi igual,
si la casualidad nos vuelve a juntar diez años depues,
algo se va incediar no voy a mostrar mi lado cortez.

aquello fue un gran punto de partida,
pero a la ves que fasi se te olvida,
diez años despues quien puede volver a entrar,
estamos en la tierra cuatro dias,
y el cielo no me ofrece garantias,
diez años despues mejor volver a empezar.

si tu credulidad se deterioro en algun lugar,
no te olvides que soy testigo casual de tu soledad,
si diez años depues no estamos igual que le vas a hacer,
otro diez años mas y luego empezar juntos otro ves.

aquello fue una linda primavera,
pero fue solamente la primera,
diez años depues el tiempo empiensa a pesar,
me quedan valas en la cartuchera,
pero te guardo siempre la primera,
diez años despues mejor reir que llorar.

una carta te di, que nunca escribi,
que nadie lello, hoy diez años despues
todo sigue igual nunca te llego,
dentro del corazon,
al dia de hoy no queda lugar,
si perdi la razon no fue por amor fue por soledad...

la vida es una gran sala de espera,
la otra es una caja de madera,
diez años despues mejor dormir que soñar,
no se puede vivir de otra manera,
por que si no la gente ni se entera,
diez años despues quien puede volver atras,
diez años despues mejor decir que callar...

http://www.youtube.com/watch?v=nmSu0SkpWb0&feature=related